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Operacion declaracion: Capitulo 4

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Lovi-Love04's avatar
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-Título: Operación declaración 4: Donde caben dos, caben siete.

-Parejas: PerúxEcuador, ParaguayxBolivia y ArgentinaxChile. En este capítulo aparición de Colombia.

-Advertencias: Julio intentando cosas que no deben hacerse nunca en el mar. Discusiones entre amigos. Lo problemas de estar mucha gente en una casa pequeña. La boca sucia de Julio XD

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Capítulo 4: Donde caben dos, caben siete

Pancho no entendía cómo es que habían llegado a esa situación. De verdad que no lo entendía. Él era, en su opinión, una buena persona. Trataba de no hacer daño a nadie, intentaba llevarse bien con sus vecinos, trabajaba duro para levantar el país y de vez en cuando acudía a la iglesia para rezar a papito Dios. Es por eso que no se explicaba por qué en su casa de las Islas Galápagos ahora se encontraban seis personas en vez de las dos que deberían en un principio estar.

El plan que Catalina había preparado para consistía en traer a Dani a la isla para que entretuviera a Julio y que así él tuviera todo el tiempo del mundo para buitrear con Miguel. Hasta ahí todo bien. Cuando llamaron a la puerta aquella mañana, la cuarta desde que habían llegado allí, Julio fue a abrir y se encontró de llenó con un alegre Dani. El boliviano se quedó parado sin saber cómo reaccionar. Paraguay enseguida dejó la bolsa de viaje a un lado y le revolvió el pelo.

-¡Hola mitai, qué gusto verte por aquí! ¿Tú también ganaste un viaje a la isla?

Julio estaba demasiado sorprendido como para contestar ¿Qué hacía SU Dani allí?

-Pues yo la verdad es que vine acá con mi broder de vacaciones.-Sonrió de forma inocente mientras le cedía el paso a la casa.

Naturalmente Julio no iba a decirle que había ido allí solo para evitar que cierto ecuatoriano se declarase a su hermano. Ya iba a cerrar la puerta cuando de repente alguien la empujó para abrirla de nuevo. Bolivia frunció el ceño al ver a las dos personas que había detrás de la puerta.

-¿¡Qué mierda hacéis vosotros aquí!?

Y ahí empezó un nuevo problema: Paraguay no venía solo, le acompañaban Martín y Manuel.
Miguel tenía buenas relaciones con Martín, siempre habían sido camaradas. Pero con Manuel la cosa cambiaba. Aunque Ecuador consideraba a Chile como un gran socio económico y hasta un amigo con el que podía hablar siempre que el otro no se encontrara de mal humor, sabía que Miguel aún estaba resentido con Manu por la Guerra del Pacífico. Y en cuanto a Julio….bueno, Julio no se llevaba bien con ellos, simplemente.

Argentina ingresó en la casa y saludó a Miguel y Francisco.

-¡Vine a acompañar a mi primo!

-Y yo vine porque me obligó.

-Vamos Manu, no sea así. En el fondo te gusta ir de viaje conmigo.

-¡Deja de decir weas!

-¡Pues no tendrías que estar acá, gaucho! ¡Ni tú ni el chileno pendejo!

-¡Che bolita, no te pongas bravo!

-¡Cállate rubio teñido! ¡Puto! ¡Culiao! ¡Antorcha! ¡Que le das al Manu para quitarte la frustración sexual!

-¿Cómo decí? ¿Te doy un vasito de agua con sal pa´que veas que soy re-chori, enano?

-¡Devuélveme mi mar birlocha!

Francisco tuvo que intervenir antes de que se montara una pelea en la entrada de su casa.

Miguel fue a saludar al argentino.

-¡Habla, causa! ¡Qué sorpresa Martín!

-Che Migue, tú por aquí.

-Francisco me invitó hace ya unos cuantos días.

-¿A ti solo?

-Sí, aunque más tarde llegó mi broder. Pero no me gusta que hayas traído a ese- Señaló a Manuel con el dedo.

Manuel se puso al lado del rubio mientras ignoraba a Miguel y miraba la casa de arriba abajo.

-Bueno…no está mal la casa…Aunque la mía es mejor po´.

El argentino soltó una carcajada y pasó un brazo alrededor de los hombros del chileno.

-Pensé que estaría bueno pasar unos días con mi Manu en la playa.

Chile y Perú se dirigieron miradas poco amistosas.

-Parece que vamos a tener que pasar unos días juntos, chuta…

-Si po´…

Por su parte, Daniel fue a saludar a Francisco.

-No hay problema en que nos quedemos aquí ¿Verdad?- Sonrió de forma inocente.

-La verdad es que no contaba con tanta gente.- Ecuador se rascó la cabeza- Espero que la comida alcance para unos cuantos días más.

-¡Qué bien! ¡Gracias Francisco!

Francisco sonrió. Solo esperaba que no se mataran entre ellos. Ya sabía por reuniones anteriores que mezclar a esos chicos en un mismo lugar podía tener malas consecuencias.

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Pero ya que estaban allí, por los menos aprovecharían para hacer cosas. No se iban a quedar de brazos cruzados. Así que bajaron hasta la playa. Julio fue el primero que se lanzó al agua. Realmente al paraguayo no le importaba demasiado que hubiera peleas entre el resto de sus amigos, él solo quería pasárselo bien. Así que se lanzó al agua con unas gafas de bucear y comenzó a nadar. Agitó la mano para llamar a Julio.

-¡Eh, mitai, ven acá conmigo! ¡Juguemos al volley dentro del agua!

Ahora Julio se encontraba ante un terrible dilema: Vigilar a Francisco o irse a nadar con Dani ¿Qué hacer? Desde luego que para él era muy importante cuidar de que nadie le pusiera la mano encima a su querido broder, pero Dani lo miraba desde el agua con una sonrisa y con la mano extendida, invitándole a ir hacia él.

Así que la solución estaba bien clara. Que le dieran a Francisco. Ya se encargaría de él si le ponía una mano encima a su hermano. Se ajustó bien las gafas de bucear y se zambulló en el agua para ir al lado del paraguayo. No se le daba muy bien nadar, al fin y al cabo su país no tenía mar. La culpa era de Chile, claro ¡Si Chile no le hubiera quitado su pedacito de mar, ahora sabría nadar y podría impresionar a Paraguay! Nadó hasta ponerse al lado de Dani.

-Y-Ya llegué.

-Guay, vamos a jugar a la pelota ¿Quieres?

-¡Claro! Pero seguro que al final pierdo.- Julio estaba seguro de que Dani le iba a ganar, no porque el boliviano fuera mejor que él en esos juegos, sino porque cuando estaba con él se volvía un atolondrado y hasta las cosas más fáciles las hacía mal. Miró a Paraguay, que se encogió de hombros con una sonrisa.

-No digas eso Julio, no eres un amargo para los deportes ¡Si incluso me has ganado alguna vez en fútbol!

-Quizás sí, pero ahora estamos en el agua. Y ya sabes que no estoy acostumbrado a nadar…-Ahora mismo el boliviano lamentaba no haber traído consigo un flotador o algo…No, no, mejor no llevar un flotador, no quería que Dani pensara que era un niño pequeño.

Dani soltó una carcajada y se acercó a él. Le besó dulcemente en la mejilla y le revolvió el pelo.

-No te preocupes por eso mitai. Te he dado un beso de la suerte para que no te ahogues, pero si ves que te hundes tan solo grita y yo iré a ayudarte ¿Si?- Y dicho esto Paraguay se dio la vuelta y se alejó nadando a buscar la pelota.

Julio estaba demasiado asombrado como para poder moverse. Se quedó flotando en el agua con la cara más roja que los tomates. Quizás no fuera mala idea fingir que se ahogaba para que Dani fuera a salvarle…
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Desde la orilla, los instintos asesinos de Miguel se activaban ¿Quién se creía el paraguayo para afanar así a su broder?

-No soy celoso por Julio…Pero como Dani se le vuelva a acercar lo mato…

Francisco le observaba con cara de resignación. Tenía que reconocer que en cuestión de celos, los dos hermanos eran iguales.

Se sentaron juntos en la arena, al lado de Martín y Manuel. El argentino trajó consigo una sombrilla y crema solar. Si se exponía mucho rato a la luz del sol podía quemarse ¡Y eso si que no! Tenía que seguir manteniendo su grosso tono de piel.

-Manu, ¿Por qué no me echas cremita por el cuerpo?

El chileno le miró con cara de horror y enseguida le dio la espalda ¿Echarle crea por la espalda? ¿Y delante de todos? ¡Ni muerto!

-No voy a andar haciendo lo que me pidai´, no soy tu sirvienta. Si quieres crema te la echi´ tú.

-¡Pero no me alcanza la mano hasta la espalda!

-¡No andes hueviando Martín! ¡Y de toa´s formas por mí como si te quemas y te quedas como cangrejo!

-Che, tú te lo pierdes. No todo el mundo tiene la suerte de tocar mi cuerpo del deseo.
El argentino se dio la vuelta, visiblemente molesto. Tenía tantas ganas de que su Manu le diera un masaje…

-Ya te la pongo yo Martín.

Argentina levantó la mirada y se encontró con un sonriente Miguel. Al instante le se pasó el mal humor y también sonrió.

-Gracias Migue, vos sí que sos un encanto de persona.

Perú rió mientras se ponía a su lado.

-No es nada causita.

Y entonces fue Francisco al que se le borró la sonrisa de la cara ¿Por qué tenía que estar Miguel poniéndole crema a Martín y no a él? Era injusto.

Manuel también los observaba de reojo. Argentina parecía feliz de que Miguel estuviera sobándole la espalda, ambos sonreían como idiotas y de vez en cuando se susurraban cosas al oído. Siempre había envidiado la amistad que unía a esos dos, lo fácil que era la comunicación entre ellos. Él en cambio siempre tenía problemas para hablar con Martín, era como si su cerebro pensase una cosa y su boca dijera otra. Y sin embargo en ese momento se sintió molesto: La espalda de Martín era de su propiedad. Bastantes noches la había besado y acariciado mientras tenía sexo con el argentino. No estaba celoso, que va. Tan solo quería reclamar lo que era de su propiedad. Así que tiró a la arena la revista que estaba leyendo y se plantó al lado del argentino.

-Eeh, po´weón…ándate a la mierda, ya le pongo la crema yo.

-¿Tu? Si antes dijiste que no querías hacerlo.

-Cuando he llegao´a decirlo es porque estaba cansado, pero ahora ya no. Además no la ponís bien, el gaucho se acabará quemando. Y si se quema nos joderá a todos con sus gritos.

-Ohhh- Argentina le miró con los ojos brillantes- Ya sabía que en el fondo me amas.

-¡Calla la boca Martín!

-¡A mí nadie me manda a la mierda, chileno cojudo!- Miguel se levantó, molesto con la actitud de Manuel.- ¿Qué problema tienes con que le ponga la crema a mi amigo?

-¿Y qué onda a ti? Yo solo dije que te apartes.

-Devuélveme mi mar primero.

-Flojo, ya empezai´otra vez con eso.

-¡Muchachos, no armen bronca por mí! Hay suficiente Martín para los dos.

Al final Manu acabó con el bote de crema, masajeando la espalda del rubio, que sonreía feliz.

-Ya sabía yo que lo acabarías hacien… ¡Ah!- Martín se calló de repente al sentir unas uñas clavándose en su espalda.

-Una palabra más y me borro de aquí.

-No me importa que vos me clavéis las uñas mientras pueda sentir tus manos.-Argentina sonrió internamente al ver que logró hacer sonrojar a Chile.

-M-Maldito masoquista, no hablei´más…

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Miguel se había vuelto a sentar al lado de Francisco, todo enojado.

-No hay quien entienda a ese pendejo, primero se las da de duro y luego se pone bravo y me viene a gritar.

Francisco sonrió levemente.

-Ya sabes cómo es Manuel, no le des más importancia.

Miguel refunfuñó unas cuantas cosas por lo bajó y se puso boca abajo en la toalla. Pancho se acercó y le hizo que levantara la cara.

-No me gusta verte así, no eres tú. Además, los dos sabemos que Manuel lo hace porque anda loco por Martín pero no quiere admitirlo. A veces no es fácil decirle eso a la persona que quieres ¿Sabes? Yo sé lo que cuesta eso.- Le tiró levemente de la comisura de los labios-. Sonríe Miguel. Dale, hazlo por mí.

El peruano suspiró, y tras unos segundos volvió a poner su habitual sonrisa.

-Eso no es suficiente- Y Francisco empezó a hacerle cosquillas.

Miguel empezó a retorcerse de la risa. Ecuador nunca había visto a nadie revolverse por unas simples cosquillas, y cuanto más se reía el otro, con más ganas lo hacía.

-¡Para ya Francisco, jajaja, no puedo más!

-¡Eres un cosquilloso Miguel!

-¡Solo un poqui…jajajaja!

Pancho también empezó a reír, contagiado de la risa del otro. Al final Miguel consiguió librarse y rodó por la toalla hasta quedar encima de Francisco y empezó a hacerle cosquillas.

-¡Ahora es mi turno!

Pasaron un buen rato haciéndose cosquillas, hasta que no pudieron más y cayeron rendidos el uno al lado del otro, jadeando y respirando agitadamente, aun riendo de vez en cuando. Los rostros estaban muy juntos y sonrojados por el calor. Miguel se acercó un poco más hasta juntar su frente con la del otro. Era increíble que Francisco siempre lograra animarle con cosas tan simples como aquellas. Le dio un beso en la mejilla.

-Gracias Francisco.- Le miró con curiosidad- Oe…Tu andas enamorado de alguien ¿Cierto? Por lo que has dicho antes…

Ecuador bajó la mirada. Si él supiera…

-Pues yo en realidad…Sí que ando tras una persona.

-¿Y quién es? ¿Es alguien que yo conozca?

-Es la persona más maravillosa del mundo.- Tomó la mano de Miguel y le miró a los ojos- Cuando estoy a su lado me siento feliz y calmado. Me siento en paz y eso me gusta. Quisiera compartirlo todo…porque esa persona es…

-¡Ah!- Miguel dio un respingo y soltó su mano de golpe- ¡No me lo tienes por qué decir si no quieres! Esas cosas son secretas. Ya no pregunto más.

Y dicho esto se volvió de lado en la toalla y cerró los ojos.

Muy bien. El ecuatoriano casi se tiró de los pelos. Había dejado pasar otra oportunidad. Se estaba maldiciendo a si mismo cuando de repente cayó en algo ¿Por qué no había podido decirle nada a Miguel cuando se quedaba a solas o incluso hace un momento?  Muy sencillo: Porque no sabía qué palabras usar para declararse. Tardaba mucho en encontrar las palabras adecuadas y al final siempre venía alguien a interrumpirles. Seguro que ese era el problema. A veces había intentado mandarle indirectas en lugar de decírselo directamente. Llevaba años intentando llamar su atención para demostrarle que para él era especial ¡Por dios, si el tratado de amistad entre los dos países fue la indirecta más grande que le mandó! Y durante esos días también había tratado de  llamar su atención, pero el peruano parecía no darse cuenta de nada. O por lo menos eso creía Francisco.

¿Qué palabras debía usar? Desde luego no pensaba ir directamente hacia él y decirle "Oh querido Miguel, llevo años súper encamotado por ti. Por favor, se mi novio y chápame con locura y pasión" para a continuación oír al peruano contestarle "Yo también te quiero, ahora vayamos a la casa y follemos toda la noche y vivamos felices sin esas maldita fronteras entre nuestros países" y después darse la mano y salir corriendo gaymente por la playa.

No.

De ninguna manera haría eso. Él era un macho, no un marica cualquiera. Además, hacer eso lo dejaría completamente acholado. Tenía que pensar en otra cosa.

No podía ni imaginaba que Miguel, a su lado, estaba dolido. Pensaba que no era él la persona especial para Francisco, y eso había logrado deprimirlo.

Porque ya había empezado a aceptar que quería a Francisco ¿Cómo no iba a quererle con todo lo que hacía por él?

Tan metidos estaba los dos en sus propios pensamientos que no se dieron cuenta de que Julio pataleaba como un desesperado dentro del agua.

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Julio había decidido fingir que se ahogaba para que Dani fuera a rescatarle. Si, era una estrategia de lo más infantil y cursi, pero al menos conseguiría que Paraguay se acercara a él y le abrazara.

Así que se fue hasta la zona del agua donde ya no hacía pie. No quería meterse tampoco muy adentro por si la corriente le arrastraba. En esa zona lo tenía todo bajo control. Tomó aire y empezó a hacer el drama.

-¡Pucha, no hago pie, me ahogo!

Pataleó con un poco más de fuerza para captar la atención de Daniel, que en ese momento estaba entretenido mirando una concha que se había encontrado.

Julio maldijo por lo bajo, no le estaba haciendo ni caso. Nadó hasta alejarse un poco más y nuevamente trató de llamar su atención. Pero justo en ese momento una ola se abalanzó sobre él y lo arrastró unos cuantos metros. Antes de que pudiera reaccionar ya había tragado mucha agua y se encontraba muy lejos de la orilla de la playa. Y no hacía pie de ninguna forma. Gritó varias veces, pero nadie pareció escucharle. Dani seguía entretenido mirando la concha, de seguro su broder estaba siendo por el pendejo de Francisco ¡Oh no, si a él le pasaba algo Pancho podría acosar a su hermano todo lo que le diera la gana! Eso era algo que no le hacía ni pizca de gracia. Ya podrían el fachero del argentino o incluso el chileno echarle una mano.

Le entró miedo cuando empezó a tragar agua porque una nueva ola le dio en la cara ¡Por todas las birlochas, él solo quería atraer a Dani, no ahogarse de verdad! Le entró pánico y empezó a patalear con más fuerza, pero cada vez que se movía se hundía más. Casi le entraron ganas de llorar. Iba a morirse sin poder decirle nada a Dani. Y lo peor es que si él se moría también lo harían los millones de bolivianos que vivían en su país. Terminó de hundirse en el agua y cerró los ojos, esperando que alguna especie de milagro lo salvara.

Y el milagro llegó.

Julio sintió que alguien tiraba de él y lo sacaba fuera del agua. Unos brazos lo rodearon y al instante una voz lo llamó:

-¡Mitai! ¿Estás bien?

Bolivia creyó morir de felicidad en ese momento. Abrió los ojos y se encontró con el rostro de Daniel a escasos centímetros suyos, mirándole con preocupación. Lo había arrastrado hasta la playa y ahora lo sostenía en brazos. Julio quiso hablar, pero tosió y escupió un poco de agua.

-E-Estoy bien…

-¿Qué hacías tan lejos de la orilla? ¡No sabes nadar bien!

-La corriente me arrastró y yo no tenía fuerzas para volver a la orilla- De ninguna manera Julio pensaba quedar como boletero delante de Dani. Además, en cierto modo era cierto, había sido arrastrado por las olas.

Paraguay suspiró y luego sonrió. Abrazó al pequeño, que se puso rojo.

-Me asustaste. Ya te dije que si tenías problemas gritaras no más.

Julio se sintió tonto en ese momento. Las cosas no habían salido tal y como las había planeado.

-¡N-No tenías por qué ayudarme, ya me las podía apañar yo solo! ¡No era tan profundo, solo tenía que nadar con fuerza y…!- Volvió a toser una vez más- ¡Todo por culpa del Manu! ¡Si yo tuviera mi mar sabría nadar! ¡Cofcof!

Daniel negó con la cabeza y suspiró.

-Me parece que has tragado mucha agua.- Le tomó la cara entre sus manos, sonriendo.- Eso hay que solucionarlo ¿Qué tal si te hago el boca a boca?

Y antes de que Julio se diera cuenta, Dani lo estaba besando. No se lo podía ni creer.

¡Objetivo cumplido!

Cuando el paraguayo se separó de él, el pequeño tenía la cara notablemente sonrojada.

-P-Pero…

-¿Pero qué? Para mí no eres un pichirulo cualquiera. Eres mitai. Y si te pasara algo yo me preocuparía mucho.

Julio ya iba a arrojarse a sus brazos para volver a besarle y a pedirle que se fueran a un rincón solitario de la isla para tener sexo, cuando escuchó voces que se acercaban a ellos.

-¡BRODER!- Miguel llegó hasta ellos y zarandeó a su hermano- ¡Habla! ¿Cómo te encuentras? ¡No me asustes!

-¡Ya suéltame, no me pasa nada! Las olas me arrastraron pero Daniel me salvó.

Miguel miró seriamente a Dani, que le sonrió inocentemente. Al instante llegó el resto de muchachos.

-¡Che bolita, ya te estás bajando de los brazos de Dani!

-Ay Martín, no seas así, el pobre está débil, casi se ahoga.

-¡Eres demasiado bueno con él! ¿A que sí, Manuel?

-Déjame po´, yo voy a pegarme una bañaita.

-Julio, ya deja de abrazar a Paraguay y ven aquí conmigo.

-Así estoy bien, broder.

-¡Qué vengas, he dicho!

-¡Tú también déjalo ya Dani!

-¡Gaucho, si quieres bronca me lo dices!

-Yo creo que deberíais de discutirlo dentro de la casa…

-¡¡CALLA FRANCISCO!!

Francisco se echó las manos a la cabeza ¡Si se ponían a pelear seguro que luego era él el que tenía que pagar los platos rotos!

Martín empezó a tirar del pelo a Julio para que dejara a abrazar a Dani, Dani intentaba que lo soltara y Miguel tiraba de la camiseta de Martín para que dejara en paz a su broder. A Julio le daba igual que el argentino le estuviera puteando, en ese momento se encontraba totalmente feliz en los brazos de su paraguayo. Y mientras Francisco intentaba pararlos y Manuel observaba todo con cara de aburrido mientras fumaba un cigarro.

-¿Qué hacéis?

Los seis chicos dejaron gritar y de tirarse de los pelos entre sí para centrar su atención en la persona que acababa de hacer su aparición: Catalina.

La colombiana llevaba una bolsa de viaje colgada del hombro y les miraba con las manos apoyadas en la cintura.

-Chao chicos.

-¿Catalina? ¿Qué haces tú acá?- Francisco fue el primero en levantarse del suelo e ir al encuentro de su hermana.

-Oh, nada en especial. Solo oí que algunos de vosotros estabais reunidos en la isla, y decidí venir a ver lo que pasaba.- Antes de que Pancho pudiera replicar, Coco se había puesto a su lado y le murmuraba unas cosas en el oído- En realidad vine porque me enteré de que Manuel y Martín también llegaron acá y pensé que necesitarías ayuda.

-Y en realidad la necesito…-Francisco miró la escena que tenía delante de sus ojos. Los chicos volvían a discutir.

Catalina resopló y se plantó delante de ellos, separándolos.

-¿Qué no ven que ya están grandes para andar discutiendo de esa manera? ¡No se comporten como críos!

Al final los chicos terminaron por calmarse y dejaron de discutir, aunque Martín no paró de mandarle miradas asesinas a Julio.

-Ya veo que mi presencia aquí es necesaria, al menos para tenerlos vigilados y que no armen escándalo. Muchachos, a partir de ahora mando yo en esta casa ¡Y el que se ponga bravo y no cumpla mis órdenes se queda sin cenar!

Martín murmuró por lo bajo.

-Esto es peor que una dictadura…

-¡Te oí Martín!

Francisco suspiró aliviado. Su hermana sí que sabía imponer orden. Al menos así tendría algo más de tiempo para estar con Miguel y no tendría que preocuparse más de calmar los ánimos entre sus amigos.

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Catalina se encargó de preparar la cena aquella noche. Tuvieron que cenar en el porche de la casa, ya que la cocina era demasiado pequeña como para meter dentro a siete personas. Mientras los chicos devoraban la comida, Colombia fue a inspeccionar la casa.

-La casa está sucia ¿Acaso no habéis limpiado ni recogido nada? Sois un desastre. No voy a tener más remedio que hacer una lista con las tareas que le va a tocar hacer a cada uno

-¿¡Qué!? ¡Vinimos aquí a descansar y divertirnos, no a trabajar!

-Eso a mí me da igual, no voy a consentir que tengáis sucia la casa de mi hermano. Desde mañana cada uno hará lo que se le diga. Miguel, tú te encargarás de limpiar las habitaciones junto con mi hermano, Daniel y Julio pondrán todos los días la mesa y la recogerán, Martín y Manuel limpiarán el poche y el piso de abajo. A cambio yo me comprometo a cocinar todos los días ¿Alguna pregunta?

-¿Por qué mierda tengo que ir yo con ese weón?

-Porque lo digo yo Manuel.

-Pero…

-¡Se acabaron las preguntas!

Después de cenar estuvieron un buen rato jugando a las cartas. Y el caos llegó a la hora de dormir. La casa de Pancho solo contaba con tres habitaciones.

Catalina se plantó de brazos cruzados delante de los chicos.

-Yo no pienso compartir habitación con ustedes, así que vayan haciéndose la idea.

Y dicho esto se encerró dentro de la habitación de invitados dando un portazo.

Ahora ya solo quedaban dos habitaciones. Estaba claro que en cada habitación tenían que dormir tres personas ¿Pero cómo hacer la repartición?

Francisco pensaba compartir habitación con Miguel para así por fin poder decirle las cosas a solas y sin nadie que les molestase. Pero ahora tenían que dormir con alguien más. Y estaba seguro de que ese alguien más iba a ser Julio. Por su parte, Martín también quería quedarse a solas con Manu, pero encontraba más urgente vigilar que Dani no compartiera habitación con Julio. Miguel tampoco quería que su hermano estuviera muy lejos de él. A Chile le daba igual con quien tuviera que compartir habitación, solo quería que lo dejasen dormir en paz y en silencio.

Finalmente Daniel tomó la palabra y propuso una solución:

-¿Y si dormimos todos juntos?

Los seis chicos se miraron entre ellos. No parecía una mala solución. Así podrían estar vigilados todo el rato.

Llevaron los colchones al salón, el único sitio de la casa lo suficientemente grande como para alojarlos a todos. Los pusieron en final y se acomodaron sobre ellos. Francisco trajo algunas cobijas por si tenían frío, y después apagó la luz.

Inmediatamente Martín abrazó a su chileno y escondió la cara en su cuello.

-Ahora no podemos hacer nada porque estamos con todos, pero te prometo que mañana te llevaré a una parte de la isla donde no hay nadie y te daré todo el amor del mundo.

-¡P-Por la mierda, yo quiero que hagas eso!- Manuel le dio con la almohada en la cara para que se callara.

Martín simplemente se rió y levantó la cabeza para vigilar lo que hacía Julio, que se había puesto al lado de Dani. Los vio muy juntos y hablando en voz baja, soltando una risilla de vez en cuando.

Francisco suspiró, esperando que no armaran alboroto en toda la noche. Apoyó la cabeza en el colchón y cerró los ojos. De repente sintió que alguien lo abrazaba por detrás. Se dio la vuelta para ver quién era.

-¿M-Miguel?

El peruano tenía la barbilla apoyada en uno de sus hombros y los ojos entrecerrados.

-¿Te importa que esté así, causa?

-¡No, para nada!

-Si te molesto dímelo y me aparto.

-Ya dije que no. Estarás cansado ahora mismo ¿No? Ha sido un día largo y más con el susto que nos dio tu hermano.

-Si carajo, casi muero del susto. Por suerte Daniel lo salvó.

-Daniel se preocupa mucho por él.

-Grrr, no me lo recuerdes.

-Jajaja, dale Migue, seguro que en el fondo no te desagrada verlos juntos.

-Quizás no…Lo que pasa es que cada vez que se acerca a Dani corre el riego de que Martín y Sebas le puteen ¡Y no quiero que le pase eso!

-Qué bien que te preocupes tanto por él.

-Claro, es mi broder. Pero también me preocupo por ti- Le abrazó un poco más fuerte- Me tinca que te estamos molestando demasiado encima de que estamos aquí de gratis.

Francisco rió suavemente.

-No es una ninguna molestia para mí, yo me conformo con que estéis felices y lo paséis bien.

-Qué bueno que seas así.

Se quedaron en silencio unos instantes.

-Me gusta estar así contigo- De repente Miguel rompió el silencio- Me relaja. No te mueves tanto como Julio, ni intentas toquetearme como Martín.

Pancho tomó aire y cerró los ojos. Ahora.

-Eso es porque te quiero.

-Yo también te quiero…

El ecuatoriano estuvo a punto de levantarse de un salto ¿¡Lo decía en serio!?

-…Al fin y al cabo eres uno de mis mejores amigos, causita.

Maldición. Era demasiado bueno para ser cierto.

-Ah…claro Miguel, tú también eres un buen amigo.-Francisco se quedó callado un rato, pero luego volvió a hablar.- Pero lo que he dicho antes no iba en ese sentido. Lo decía de verdad. Lo pensé mucho y llegué a la conclusión de que me gustas de verdad. Antes estuvimos peleados, pero ahora creo que podemos llevarnos mejor y ser algo más que amigos.-Silencio de nuevo- ¿No me dices nada?

Ecuador se dio la vuelta y miró a Miguel. Estaba dormido. Se acababa de declarar, pero el otro estaba dormido. Que mala suerte. Lo miró durante unos segundos y alargó la mano hacia él, apartándole el flequillo de la frente. Perú se revolvió un poco y se tapó un poco más con la cobija. Francisco se acercó hacia él y miró sus labios. ¿Y si le daba un beso? Total, Miguel ahora estaba dormido y por un besito no iba a pasar nada. Claro que sería mucho mejor dárselo cuando el otro estuviera despierto, pero eso iba a ser más difícil. Así que acercó lentamente el rostro hasta presionar sus labios con los del otro. Por fin, por fin le estaba besando. Cerró los ojos y le acarició suavemente las mejillas. Y al abrirlos se llevó el susto de su vida: Miguel había abierto los ojos y lo miraba con cara de sorpresa. A Francisco casi se le paró el corazón en ese momento.

¿Qué iba a pensar Miguel de todo aquello?
Aquí con la cuarta parte del fic. Más de una se va a quejar por dejarle con ese final XDD ¡Es que están a punto, a punto! Pero si queréis saber lo que hace Miguel, tendréis que esperar a la continuación. Por fin he puesto algo de ParaBoli, ya que mucha gente me lo estaba pidiendo.

Cual comentario, crítica o sugerencia será bien recibido :)

¡Nos vemos en el próximo capítulo!

Todos los personajes pertenecen a Latin Hetalia :iconlatin-hetalia:
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¡Que le das al Manu para quitarte la frustración sexual! amo esta frase jajajajjajajaja